Las elecciones en los Estados Unidos de América se vuelven cada vez más difíciles. En una nación sumamente dividida, algunos han catalogado las elecciones de mediano plazo que se celebraron el día de ayer como las más importantes en la historia de esta nación. Entre los temas que más les interesan a los votantes se encuentran la inmigración, la salud y el control de armas. Un artículo publicado en la edición del 26 de Octubre al 2 de Noviembre de la revista Newsweek, describe las diferentes maneras en las que Rusia podría haber intervenido en el proceso electoral (Putin Wants Your Vote). El diario New York Times publicó otro artículo, titulado, ‘Just Really Anxious’ – An America on Edge Votes (‘Solamente Muy Ansioso’ – Una América al Borde Vota), en el cual los entrevistados expresan la ansiedad que viven mientras ejercen su derecho al sufragio.
En medio de este ambiente altamente politizado, ¿adónde podemos acudir para encontrar descanso para nuestras almas? ¿Cuál podría haber sido el resultado de estas elecciones que habría traído calma a nuestras vidas abrumadas por la ansiedad? Sin importar los candidatos, los partidos políticos, los temas de interés o las épocas, el resultado fundamental de estas elecciones ha sido el mismo que en todos los comicios a lo largo de la historia de la democracia: Cristo sigue sentado en Su trono a la diestra de Dios Padre.
EL SOBERANO SOBRE
TODA AUTORIDAD TERRENAL
Dios es el Soberano sobre toda autoridad humana. El profeta Daniel dijo acerca de Dios: “El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos” (Dn. 2:21). Cuando Jesús estaba hablando con Poncio Pilato, le dijo, “Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba” (Jn. 19:11ª). Pablo, en su carta a los romanos, escribe, “no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Ro. 13:1). El apóstol Pedro, en su primera carta se refiere a los gobernadores como enviados de Dios “para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien” (1 P. 2:14).
¿Alguna vez te has preguntado por qué Dios habla de Asiria como la “vara y báculo de su furor” (Is. 10:5)? ¿O por qué llama a Ciro su “pastor” y su “ungido” (Is. 44:28; 45:1)? ¿O por qué se refiere a Nabucodonosor como “mi siervo” (Jer. 27:6)? ¿No eran estos reyes e imperios paganos? Dios se expresa de esta manera sencillamente porque “Él está sentado sobre el circulo de la tierra, cuyos moradores son como langostas” (Is. 40:22), y gobierna a la tierra, que es el estrado de sus pies desde el cielo, que es su trono (Is. 66:1). No hay resultado electoral, ni gobernador, ni senador, ni representante, ni magistrado, ni presidente que reciba su oficio si así Dios no se lo permite. Y en esto debemos encontrar descanso para nuestras almas. Nuestra esperanza no está cifrada en un personaje ni partido político. ¡Nuestra esperanza está en el hecho inmutable que Jesús reina por los siglos de los siglos! Nuestra calma yace en la certidumbre que la Biblia nos da que todos los sucesos que ocurren a nivel mundial están dentro del plan de redención de Dios. ¡Todo cuanto acontece está dirigiendo la historia hacia una finalidad en donde Cristo es Rey, y los creyentes ciudadanos de Su reino en una tierra nueva y un cielo nuevo! Pero mientras tanto, ¿Cuál debe ser nuestra responsabilidad para con nuestros líderes?
UNA RESPONSABILIDAD DOBLE:
sUJECION Y ORACION
Pablo anima a la iglesia a hacer lo siguiente: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Ro. 13:1). Pedro hace una exhortación similar al escribir: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo a los malhechores y alabanza de los que hacen bien…Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey” (1 P. 2:13-14, 17). La única excepción a esta regla es cuando nuestra obediencia a las autoridades terrenales implique desobedecer a Dios (Hch. 4:19-20; 5:29). En tal caso, al igual que Daniel y sus amigos, nuestra obediencia y devoción a Dios están por encima de cualquier ley o autoridad humana (Dn. 3 y 6).
Adicionalmente, nuestro deber principal para con nuestros gobernantes, estemos de acuerdo con ellos o no, debe ser el de una oración constante a su favor. El apóstol Pablo le escribió lo siguiente al joven Timoteo: “Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro salvador” (1 Ti. 2:1-3).
Entonces, ¿adónde podemos acudir para encontrar descanso para nuestras almas? Al único lugar donde encontramos palabras de vida eterna (Jn. 6:60-68). ¿Cuál podría haber sido el resultado de estas elecciones que habría traído calma a nuestras vidas abrumadas por la ansiedad? El mismo resultado de todas las elecciones: Cristo sentado a la diestra de Dios Padre. De manera que, entre tanto que nos sea posible, vivamos en sujeción a las autoridades terrenales, velando en oración por ellos constantemente. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro salvador. ¡Ánimo, hay algo que no cambió de ayer para hoy: Jesucristo, la roca de nuestra esperanza! !
Es mi oración que este recurso estimule tus afectos por la Palabra de Dios, sea de edificación para tu alma, te ancle en el conocimiento de la verdad y redunde en tu crecimiento espiritual. Hasta el próximo miércoles.
En Cristo,
Winston Williams
Iglesia Biblica Vida Real.
Pembroke Pines, Florida
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